lunes, 9 de marzo de 2009

UNA MORA GRAN COM LA MEVA UNGLA



Era un bonic dissabte d’estiu i havia decidit anar a la bora del llac a buscar mores. Em vaig llevar al matí i desprès de mirar el cel per la finestra, vaig baixar les escales a corre cuita fins arribar a la cuina, on vaig agafar l’esmorzar i el cistell d’una revolada, i tot sortint per la porta sense donar temps a la mare a preguntar on anava tan despresa, vaig enfilar camí. Les altes muntanyes s’obrien pas entre els núvols que en tapaven el cim i els ocells cantaven i dansaven entre els núvols grocs del cel d’Erídia. Després de caminar una estona pel camí de sorra entre camps i camps de blat, vaig arribar a un trencant, cap a l’esquerra anaves direcció a la ciutat del costat,una ciutat poc agradable, bruta i una mica hostil anomenada Téodom, tot i que també n’hi deien “La ciutat morta” per l’aspecte que presentava. Cap a la dreta, el camí es dirigia al llac, el meu destí, tot i que encara tenia camí per una bona estona, ja em quedava menys. Vaig passar per el costat d’una Agathea, les Agatheas eren una espècie de portes brillants que et permetien viatjar a altres països. No n’hi havia un gran excés, però les que hi havien estaven controlats pels que manaven. Eren una font d’energia natural molt explotada, a més a més d’una forma molt fàcil de viatjar.
Finalment vaig arribar al llac. Aquest era més aviat mitjanet, no gaire gran, i estava envoltat en gran part per esbarzers que tenien mores grans com l’ungla del meu dit gros, i que sortien a la banda de l’aigua. Vaig seure a la bora del llac, em vaig menjar el meu esmorzar i desprès de deixar que em baixes una mica, vaig agafar el cistell i vigilant no caure vaig anar a recollir mores. Quan ja tenia el cistell ple fins a la meitat, i començava a fer el pensament d’anar-me’n, vaig veure no gaire lluny de mi una mora gran, brillant que em va fer la boca aigua. Vaig deixar el cistell allà al meu costat i vigilant molt a poc a poc m’hi vaig anar apropant. Ja m’estava tocant la punta dels dits quan de cop i volta em va relliscar el peu i vaig caure a l’aigua. Anava a sortir a la superfície quan vaig notar que una estranya força m’atreia cap al fons. Vaig mirar cap als meu peus i hi vaig veure una llum semblant a la d’una Agathea. Vaig pujar a la superfície, i un soroll eixordador em va aclaparar les oïdes. Vaig sortir de l’aigua i em vaig trobar davant d’edificis enormes, de cavalls de ferro que corrien per la ciutat, de gent estranya amb roba estranya, que caminava ràpidament pels carrers grisos i bruts. Pel cel volaven libèl•lules i ocells gegants de ferro, i hi havia llums, fums i uns estranyíssims núvols blancs i grisosos. De cop i volta una dona gran em va veure i va plantar la seva cara de bruixa al davant, tot preguntant-me: “ t’has perdut?”, jo espantada vaig retrocedir caient de nou a l’aigua. Vaig sortir a la superfície mig afogada i em vaig trobar un grapat de mans que m’estiraven de l’aigua, i uns braços que m’abraçaven, vaig entreobrir els ulls i vaig veure que era la mare. Quan em vaig revifar li vaig explicar a ella i a tots els que m’havien tret de l’aigua el que havia vist, quan vaig acabar el meu relat tots em miraven com si el que acabava de dir fos una bogeria, alguns van començar a riure, i a poc a poc van començar a desfilar cap el poble, jo em vaig quedar al darrere amb la mare que m’abraçava per les espatlles intentant donar-me calor. No entenia com em podien prendre per boja, jo sabia el que havia vist. Vaig girar el cap tot mirant el llac i vaig veure com una llum tènue n’il•luminava l’aigua, així que em vaig aturar i vaig córrer capa a ella i m’hi vaig capbussar, deixant al meu darrere els crits i els plors de la mare. Aquella vegada la llum era més forta que la que havia vist amb anterioritat, i era més blanca. Vaig nadar cap a ella, semblava que no hi arribaria mai, fins que finalment em vaig endinsar en aquella llum, que em va enlluernar, tot deixant enrere la superfície.

lunes, 23 de febrero de 2009

CABALLEROS, DRAGONES Y ROSAS


Todas las leyendas tienen un punto donde la fantasía traspasa a la realidad. Estas, provienen muchas veces de un hecho real que a medida que va pasando de boca en boca, evoluciona hasta el punto en que no se parece en nada a lo sucedido en un principio. Un buen ejemplo es la historia del sastrecillo valiente pero ahora no entra ré en el tema, así que ya os lo contaré otro día. La cuestión es que como mínimo una de cada…pongamos 100 leyendas, es real –o ligeramente real- y yo os voy a contar la versión original de una de ellas.

Esto sucedió no hace mucho ni poco tiempo, en una ciudad no muy lejana, pero tampoco muy cercana, en una granja donde vivía una familia no muy rica, pero tampoco pobre.

La niña se levanto con los rayos de sol que entraban por la ventana. Arenia era la pequeña de la familia, aunque tampoco era tan pequeña, a sus doce años de edad aparentaba más de lo que era, y ayudaba en la granja de sus padres cuando no estaba en la escuela o leyendo junto a su abuelo. Bajó a la cocina, almorzó y salió al huerto a ayudar. Estaba arrancando unas zanahorias cuando el abuelo la llamó:

- ¡Arenia, ven aquí! – ella se acercó a él, estaba arrugado como una pasa, le faltaban la mayoría de los dientes y le dolían los huesos de una manera atroz, pero aun así, conservaba la vitalidad de un niño.

- Mira Arenia, ¿ves eso de la pared? ¿lo ves? Ese animalito de allí – Arenia asintió – eso es un dragón.

Ella abrió los ojos de par en par y miro fijamente a su abuelo, volviendo a mirar de nuevo al “dragón” ¿Cómo podía ser que aquél animalito que apenas medía 15 centímetros fuese un dragón? Aquellos animales legendarios que volaban y escupían fuego por la boca, ¡Si ese ni si quiera tenía alas! Arenia se quedó perpleja mirando el animal mientras el abuelo se alejaba riéndose a carcajadas con su voz temblorosa, común en la gente de su edad.

Pasaban los días y Arenia se acercaba cada día a la pared a observar aquellos pequeños animales, eran de un verde más bien oscuro, parecidos a los lagartos, pero más robustos y con la piel bastante más rugosa. Uno de esos días se sentó delante la pared y se quedó observando como uno de ellos tomaba el sol. El animalejo, que miraba hacia arriba, se giró mirando hacia abajo, como si se hubiese dado cuenta de que alguien lo observaba, y clavó sus diminutos ojos en los de Arenia. Sacó su lánguida lengua un momento y empezó a descender. Llego al suelo y se quedó plantado delante de la niña mirándole fijamente a los ojos, y, por sorpresa de la niña, el animal subió por su pierna y su brazo hasta llegar al hombro, al parecer habían congeniado. Cuando estuvo colocado, Arenia se levantó y se fue a la cocina, donde había un cazamoscas, metió la mano en él y sacó un par de cadáveres de mosca y se los dio al pequeño dragón, que se los comió a gusto. Pasaron los meses y las moscas, cucarachas y otros insectos de medidas pequeñas y medianas, se le quedaron pequeños, en la parte superior empezaron a salirle unos pequeños bultos, y su color empezó a oscurecerse en algunas zonas. Ya no cavia en una caja de cartón, y Arenia tuvo que esconderlo en el cobertizo.

Llego un momento en que el animal sí que se convirtió en uno de esos dragones legendarios, y por su tamaño ya no cabía en el cobertizo, así que Arenia, que ya no era esa niña de doce años, si no una jovencita de dieciséis, tuvo que esconderlo en una cueva cercana al pueblo, pero su tamaño no era lo único que había crecido, su hambre era tan voraz, que tenía que ir a cazar al bosque. Un día en que Arenia y el hermoso dragón habían salido a buscar alimento para este, se toparon por accidente con unos cazadores, y por supuesto el animal no era fácil de esconder. Estos corrieron asustados hasta el pueblo, gritando que un terrorífico dragón habitaba en las montañas, y que este, al haberse comido ya todo los animales que habitaban en el bosque, había secuestrado a Arenia, la hija de los granjeros, para comérsela. A lo que por allí pasaba por casualidad un caballero que iba a una importante misión cerca de ese pueblo, y al oír ese alboroto se acercó a los cazadores y les preguntó dónde habían visto el feroz dragón, y ellos le indicaron el camino, así que montado en su blanco corcel, con armadura y lanza en mano, salió a toda prisa hacia la cueva, seguido por algún que otro curioso.

Llegó el caballero a las puertas de la cueva y se lanzo a toda velocidad contra el dragón, y al llegar la colisión, el valeroso caballero cayó del caballo y rompió su lanza, quedando inconsciente en el suelo, fue entonces cundo Arenia, aprovechando que el caballero se encontraba inconsciente y que los cotillas que venían detrás del caballero todavía no habían llegado, puesto que iban a pie, hizo que el dragón, que por supuesto estaba adiestrado, que se hiciera el muerto, le echo sangre de un ciervo que habían cazado esa misma mañana en el pecho, y le colocó la lanza de manera que pareciese que la tenía clavada. Entonces al oír pasos se acercó al caballero y lo despertó con un par de bofetadas, e interpreto el papel de dama indefensa salvada por el valeroso caballero, entre los aplausos populares. Entonces este, haciéndose el héroe, cogió una rosa de un rosal que había al lado de la entrada de la cueva, y se la dio a Arenia. Acto seguido la muchedumbre fue descendiendo de la cueva, llevando el caballero en brazos, y Arenia aprovechó para quedarse atrás, observó al dragón, que al parecer, se había quedado dormido. Notó que unos ojos le miraban y se giró, topándose de pleno con la mirada arrugada del abuelo, este le guiño un ojo, y ella le devolvió el saludo con una sonrisa, ambos sabían que Arenia había hecho lo correcto, nadie más podía saber que el dragón estaba vivo, y mucho menos que existía. Ese seguiría siendo su secreto.

sábado, 14 de febrero de 2009

Raig de Llum



Observava la llibertat que un dia havia estat meva des de les reixes d’aquella petita finestra per on entraven uns fins rajos de llum. Quan m’hi apropava podia veure els meus dits llargs i prims com ossos que un dia havien tingut or entre ells, unes cames que en el seu temps havien tingut cuixa i uns peus que havien estat nets. No sabia quan feia que era allà tancada amb el fred i el soroll del vent picant contra la paret. No sabia quan ni com podria sortir d’allà, i tampoc sabia res més dels que eren a fora. Aquella presó tenia quatre torres amb diversos pisos i cel•les, jo era tancada en una de les cel•les intermèdies de la torre, la sortida es trobava a baix de tot, l’havia vista alguna vegada quan m’havien dut a la sala de tortures. Als canells tenia marques de les manilles amb que havia estat lligada a la paret de la meva cel•la. Temia l’hora del següent àpat, perquè jo en seria les postres. La llum va començar a minvar, a desaparèixer de la finestra, jo la vaig perseguir, la vaig intentar agafar perquè no perdés la intensitat, però tots els intents de captivar-la varen ser inútils. Em vaig arraulir en una cantonada amb la por fent-me petit el cor. Unes claus varen sonar i la porta es va obrir, l’home va deixar la safata al terra i em va agafar, jo cridava, em resistia, però no servia de res. Apuntant-me amb una pistola al cap m’obligava a cedir com un animal domesticat. Amb prou feines m’havia lligat, quan va aparèixer un altre soldat.
-Tu, el cap et crida.
L’home va sortir remugant i l’altre va entrar, es va apropar a mi, que tremolava com una fulla i, sorprenentment, em va deslligar.
-Estàs bé?
Vaig assentir amb el cap.
-Et trauré d’aquí amb l’excusa de que han decidit portar-te a una presó d’alta seguretat, un cop fora, ens desviarem cap a un poble petit amagat entre les muntanyes on no et
Em va lligar les mans a l’esquena amb unes manilles i em va agafar tot empentant-me. Vàrem baixar tots els pisos sense problemes, seguits per les mirades de dones que es trobaven tancades en cel•les com la meva. Tenien les cares primes, xuclades amb ulls plens de por. Llavors, allà, davant meu, la porta de sortida. La llum d’un sol rogent il•luminava uns cotxes militars que hi havia aparcats. L’home em va pujar al darrere d’un d’ells i es va posar al volant. Vàrem sortir de la fortalesa sense problemes, un cop a fora, em vaig quedar observant com es feia més petita a la meva esquena deixant pas a la llibertat. Després d’hores mirant passar el paisatge, el cel i els ocells, vàrem parar al costat d’un riu per poder descansar, ja érem més a prop del destí que del punt de sortida i vàrem creure que ja ens trobàvem a una distància prudent. Després d’estirar les cames i fer un mos, vàrem observar com el sol ja s’amagava del tot i deixava pas a la lluna que ens il•luminava tènuement. Del no res va aparèixer un estrèpit que ens travessà a tots dos. Vàrem caure a terra sota la llum de la lluna, on vaig cloure els ulls feliç d’haver assaborit la llibertat un cop més.

jueves, 12 de febrero de 2009

Una ciudad nueva


Todavía no había conseguido entender cómo había llegado hasta allí, cómo había sido condenada injustamente sin posibilidad de defenderme, ni cómo podía encontrarme atada a un palo en medio de la plaza de aquella ciudad sin haber hecho nada fuera de lo normal. La gente empezaba a reunirse a mi alrededor mirándome con cara acusadora, mirándome como si hubiese cometido la peor de las atrocidades. Cuando ya no entraba ni una aguja en la plaza, un hombre alto y musculoso que llevaba la cara tapada por una capucha negra, se aproximó a mí con una antorcha en la mano y entre los gritos eufóricos de la gente la tiró a mis pies. El humo empezó a invadir mis pulmones, la vista se me nubló y la cabeza me empezó a rodar. Todas aquellas personas de cara agresiva que gritaban palabras que no entendía, desaparecieron y en su lugar apareció el momento en que había llegado a la nueva ciudad. Mil olores y sonidos me invadieron, la gente corría arriba y abajo, vestidos con vestimentas un tanto extrañas, largas y abultadas faldas con ceñidos corpiños que impedían respirar con normalidad a las mujeres y unos pantalones y sucias camisas los hombres. Yo, sin embargo, llevaba unos pantalones, unas botas y una limpia camisa blanca oculta bajo una capa de viaje que impedía ver también la coleta con la que llevaba sujeto el pelo. Andaba entre la gente que gritaba ofreciendo productos a los clientes que corrían en todas direcciones, de repente una mujer chilló y cayó al suelo y un chico joven echó a correr, entonces hice lo que hacía siempre, elaboré un movimiento circular con la mano y señalé al chico, éste quedó quieto y lo alcé por los aires aproximándolo a mí, al tenerle delante, mirándome con cara de miedo le cogí la bolsa que sujetaba en la mano derecha y le solté, entonces echó a correr más rápido que antes, huyendo como si hubiese visto a un fantasma. Me acerqué a la mujer, la gente había hecho un corrillo a mi alrededor y me miraban con cara de horror. Alargué la bolsa a la mujer, ella me la arrebató de las manos y apretándosela fuerte contra el pecho gritó:

-¡Bruja!
No entendía que significaba aquello, pues no entendía el idioma, pero al acto todo el mundo se me tiró encima. Me agarraban las extremidades prohibiéndome elaborar cualquier movimiento. Un sonido de pasos metálicos se acercaban, delante de mí apareció un hombre que me agarró por el pelo y me levantó, no entendía nada. Otro hombre, de delgadez considerable, me ató las manos con una cuerda y me las colocó en una caja de metal. Acto seguido, me arrastraron delante de un hombre pomposo, cubierto de oro y diamantes sentado en un enorme sillón dorado. El hombre de metal se arrodillo mientras hablaba al hombre pomposo, entonces este dijo:

- ¡A la hoguera!

No entendía qué significaba aquello, pero el tono no me gustó. En pocos momentos me trasladaron a la plaza y me ataron al palo.

De nuevo tenía la gente ante mí. El humo se había convertido en fuego y este empezaba a aproximarse a mis pies. Entonces entendí que lo que para mí era normal quizá para ellos no, es decir, que su normalidad y la mía no eran la misma, aun así…, en mi ciudad cuando ayudabas a alguien, este te daba las gracias, ¡no te mandaba quemar! Sabía que la gente podía ser desagradecida, pero no hasta estos puntos. El fuego ya ardía a mí alrededor, lo único que notaba era el calor y los gritos de espanto que inundaban mis oídos. Entonces una ráfaga de aire frío. A paso ligero dejé la ciudad ardiendo a mis espaldas, poniendo rumbo a otra ciudad donde empezar de nuevo, pues, si era lo que ellos llamaban Bruja, no iba a dejar que me quemasen viva ¿verdad?


Fantasia Impromptu

Apreciado lector o lectora:

Si estas leiendo esto es que has encontrado este blog!

Aquí encontraras cuentos, històrias que he escrito, etoy escribiendo y escribiré! La imaginación no tiene límite!

Así que os lo mostraré.

Este blog está bautizado con el nombre de una pieza de Chopin, Fantasia Impromptu, Opus 66 nº4. Aprobecho y os dejo un enlace a youtube para que la escucheis!Espero que os guste!


Atentamente:

Fantasia Impromptu

http://www.youtube.com/watch?v=tvm2ZsRv3C8